Francesco Buonanno (1858-1940)
Francesco Buonanno nació en Solofra (AV) el 19 de septiembre de 1858, hijo de Michele y Carolina Savignano, en el seno de una familia acomodada de comerciantes dedicados al curtido por antigua tradición.
A la muerte de su padre, fueron sus hijos quienes heredaron la fábrica familiar, pero fue el propio Francesco, unos años más tarde, quien tomó las riendas, transformándola en una fábrica en toda regla que empleaba a más de 200 trabajadores.
Gracias al ahorro y a inversiones astutas, pudo aumentar considerablemente la producción con el tiempo. Y no sólo eso: dotado de una gran perspicacia empresarial, pronto se dio cuenta de la importancia de perfeccionar y modernizar las técnicas de transformación, que poco a poco se hicieron más eficaces y rentables. La consiguiente mejora de la calidad de los artículos producidos les valió el reconocimiento nacional e internacional, hasta el punto de recibir invitaciones a exposiciones y salones de todo el mundo (Turín, Palermo, San Luis en EE.UU., etc.).
Junto a sus actividades empresariales, Buonanno también se dedicó a la vida política local, distinguiéndose por su compromiso cívico y su defensa de los intereses de la comunidad. Fue elegido alcalde de Solofra de 1899 a 1902 y de nuevo de 1911 a 1912, promoviendo importantes iniciativas encaminadas a mejorar las infraestructuras locales y apoyar la industria del curtido, pilar económico de la zona.
La producción de la empresa Buonanno se especializó en el curtido al cromo -una técnica muy innovadora en la época, que aún se utiliza en Italia en muy pocas fábricas- que, sin embargo, se adaptaba mal a la producción de capelladas, muy solicitadas durante la Primera Guerra Mundial. A pesar de ello, Francesco supo adaptarse y reinventarse, logrando mecanizar -gracias a una máquina de vapor- al menos una parte de su producción, convirtiéndose así en la primera fábrica del sur en el suministro de material de guerra.
Tras la guerra, la empresa consiguió mantener su posición dominante en la industria del curtido durante toda la década de 1930. En los últimos años de su vida, a Francesco Buonanno se le unieron sus nietos, que heredaron la empresa.
Murió en Solofra el 26 de mayo de 1940.
Puede consultar el certificado de nacimiento en el Portal de Ancestros: Archivio di Stato di Avellino, Stato civile della restaurazione, Solofra, 1858
El original se conserva en el Archivo Estatal de Avellino.